
Eduardo Montagut
En el ámbito anglosajón habría que destacar que en 1829 los seguidores de Robert Owen impulsaron un sindicalismo en el que tenían cabida las mujeres. En el año 1832 las mujeres de Londres formaron la Sociedad de Trabajadoras, una suerte de cooperativa. La posterior Gran Unión de Sindicatos Consolidados (1834) contó con miles de mujeres afiliadas y su órgano, The Pioner, incluyó una sección o foro para que las mujeres obreras pudieran expresarse, tanto hacia los patronos como hacia los maridos y los hombres en general. Es cierto que la experiencia duró muy poco, ya que en 1835 se prohibió el sindicato, pero debe ser tenida en cuenta como pionera, valga la redundancia, en el feminismo de signo socialista.
Entre los seguidores de Owen también hubo mujeres. La más activa fue Frances Wright (1795-1852), comprometida abolicionista, luchadora por la extensión de la educación y los derechos de la mujer, sin olvidar su compromiso social con las clases trabajadoras. Además, ha pasado a la Historia por la fundación en 1825 de la Comuna Nashoba en Tennessee, una comunidad utópica con el fin de educar a los esclavos con el fin de prepararlos para la libertad, y que recogió el espíritu de la comunidad utópica New Harmony de Owen, donde, además, Wright pasaba gran parte de su tiempo.
Por otro lado, escribió varias obras, destacando, Views of Society and Mannerse in America (1821), donde planteó sus ideales en Estados Unidos donde había viajado para vivir. También luchó intensamente en la década de los años treinta del siglo XIX por el derecho a la salud y la medicina.