La contribución de las mujeres a la paz en la época de entreguerras

Eduardo Montagut

Por vez primera en la Historia se planteó una reivindicación de signo feminista y socialista sobre la necesidad de que las mujeres participasen en las negociaciones de paz al terminar la Gran Guerra. Clara Zetkin fue la protagonista de este hecho. Ante el comienzo de las discusiones de paz los socialistas franceses y los laboristas británicos habían reclamado la presencia de las organizaciones obreras en las mismas. En este contexto, Zetkin creía que las mujeres socialistas también tenían ese derecho. En consecuencia, hizo un llamamiento a las mujeres socialistas para que reclamasen a sus respectivos gobiernos que en las discusiones sobre la paz fueran admitidas, con igualdad de derechos, delegadas socialistas de cada país y, además, una representación colectiva de la Internacional de Mujeres Socialistas, que asumiría la representación de los países que no pudieran enviar representantes femeninas. Zetkin era partidaria, además, que en la ciudad donde tuvieran lugar las conversaciones y negociaciones de paz se celebrase un Congreso Internacional de Mujeres Socialistas. Era indispensable que, en el Tratado de Paz, en la parte donde se consignasen los derechos de los trabajadores se consiguiesen los mismos para las trabajadoras, y singularmente para las madres. No olvidemos, en este sentido, el protagonismo que siempre dieron los socialistas a las madres en sus campañas contra la guerra en la época de la paz armada, o, como en el caso del socialismo español en relación con la Guerra de Marruecos.

En otro ámbito ideológico y en plena Gran Guerra se organizó la Liga Internacional de las Mujeres por la Paz y la Libertad, o WILPF. Eso ocurría en La Haya en abril de 1915. Esta organización internacional, la primera femenina y pacifista, surgió gracias al trabajo que se había hecho en Estados Unidos con la creación del Partido de Mujeres por la Paz, gracias al esfuerzo de Jane Addams y Carrie Chapman Catt, que organizaron una reunión en la capital norteamericana para exigir que se celebrase una conferencia de países neutrales que sirviese como instrumento de mediación para terminar con la Primera Guerra Mundial. El PMP envió representantes al Congreso Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, que se celebró a finales de abril de 1915 en La Haya. El Congreso había sido organizado por Anita Augspurg, fundamental feminista alemana y Lida Gustava Heymann, además de por la feminista holandesa Aletta Jacobs. Estas mujeres querían protestar contra la guerra y proponer mecanismos para prevenir futuros conflictos. El Congreso reunió a más de mil mujeres de países neutrales y beligerantes, todo un éxito, sin lugar a dudas. En el mismo se recogió gran parte del programa del Partido de Mujeres por la Paz, y se estableció el Comité Internacional de Mujeres por una Paz Permanente, cuya presidencia recayó en Jane Addams.

El Partido pasó a ser la sección norteamericana del Comité y Addams colaboró con el presidente Wilson en sus propuestas de paz.

El segundo Congreso, celebrado en Zúrich en 1919, fue muy crítico con los tratados de paz que se habían elaborado en París. Las mujeres pacifistas consideraron que eran una especie de venganza de los vencedores. En ese momento el Comité se transformó en la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, o WILPF. La Liga estableció su sede en Ginebra para estar cerca de la Sociedad de Naciones, organización que apoyó, aunque siempre consideró que algunas de las sanciones que planteaba no eran muy humanitarias, como los bloqueos de alimentos. Addams recibió el Premio Nobel de la Paz en 1931.

También se comprometió con la paz la denominada Alianza Internacional de Mujeres. La organización había nacido en 1902 en Washington por las reticencias del Consejo Internacional de Mujeres para apoyar el sufragio femenino. La Alianza se constituyó formalmente dos años después en Berlín, con la denominación de International Woman Suffrage Aliance o IWSA. Entre sus fundadoras estarían figuras como Carrie Chapman Catt, Millicent Fawcet, Helena Lange, Susan B. Anthony, Anita Augspurg, Rachel Avery o Käthe Schirmacher. En los años veinte cambió de denominación, para pasar a ser la Alianza Internacional de Mujeres para el Sufragio y la Igualdad de la Ciudadanía. En el período de Entreguerras, además de la lucha por los derechos de las mujeres, como hemos expresado, se vinculó al pacifismo. Se convirtió en la principal organización internacional sufragista, y estableció su sede en Londres. Desde el año 1926 decidió estrechar lazos con la Sociedad de Naciones, para después de la Segunda Guerra Mundial hacerlo con las Naciones Unidas. Sería importante reseñar que organizó la Conferencia Internacional en favor de la Paz y el Desarme a mediados de noviembre de 1927.

Por fin, hay que reseñar el hecho de las mujeres pacifistas británicas, norteamericanas, francesas e italianas enviaron en 1930 una representación a la Conferencia de Desarme Naval de Londres, con el fin de presentar una petición en favor de la paz. La misma se basaba en el argumento de que el mantenimiento de excesivos armamentos conducía a la ruina a todos los países sin asegurarles la tranquilidad, amenazando, además, con producir nuevas guerras. Toda guerra futura degeneraría en una lucha de exterminio, y se explicaba que las declaraciones de los gobiernos por la paz eran acogidas con escepticismo por los pueblos mientras esos gobiernos no tomasen medidas prácticas para asegurar la realización del desarme. La petición entregada por las delegadas de las organizaciones femeninas pacifistas fue respaldada por millones de firmas.

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