Radicales y republicanos en el último cuarto del siglo XIX

Eduardo Montagut

En este artículo estudiaremos una de las familias políticas del republicanismo español, que partió del radicalismo en el Sexenio Democrático y desembocó en la creación de un Partido claramente republicano.

El Partido Radical nació después del asesinato de Prim, en los inicios del reinado de Amadeo de Saboya. Unió a los progresistas, a los radicales del fallecido general y político catalán, y a los demócratas, entre los que destacaban Nicolás María Rivero, Cristino Martos y Becerra. Estos últimos eran conocidos como los “cimbrios”, y constituían la minoría de los demócratas que no se había decantado claramente por el republicanismo, siendo más partidarios del accidentalismo político, ya que lo que primaba para ellos era el reconocimiento del sufragio universal y de los derechos, por lo que no tuvieron inconveniente en aceptar la Monarquía establecida en la Constitución de 1869, frente a la mayoría de los demócratas, que era abiertamente republicana. El líder del nuevo partido era Manuel Ruiz Zorrilla.

El Partido Radical adolecía de uno de los problemas más comunes entre las formaciones políticas decimonónicas y, especialmente del Sexenio Democrático. Nos referimos a la división interna en bandos o facciones en torno a las principales personalidades políticas que lo componían, y no tanto por diferencias ideológicas o programáticas. Así pues, estaban los progresistas de Ruiz Zorrilla, los partidarios de Martos, los de Rivero y los economistas de Antonio Gabriel Rodríguez. Aún así, tenían en común la defensa de los principios de la Constitución de 1869, en un sentido plenamente democrático, frente a los más moderados o conservadores unidos en torno a Sagasta en el Partido Constitucional, los dos partidos fundamentales del reinado de Amadeo de Saboya. El enfrentamiento entre estas dos formaciones sería la causa fundamental de la inestabilidad del nuevo régimen, aún más que por la presión de los enemigos del mismo, a derecha e izquierda.

En 1872, los radicales formaron gobierno y obtuvieron una gran mayoría parlamentaria en las elecciones de agosto de ese mismo año. Eso les permitió intentar poner en marcha su programa progresista en materias como la separación entre la Iglesia y el Estado, y la extensión de la instrucción pública. Aún así, necesitaron el apoyo de los republicanos.

Los radicales aceptaron y apoyaron el establecimiento de la Primera República cuando abdicó el rey Amadeo I, aunque Ruiz Zorrilla optó por alejarse de la política. La formación pasó a llamarse Partido Republicano Democrático. En el gobierno de Estanislao Figueras entraron cinco ministros radicales, aunque en el segundo gobierno ya solamente hubo republicanos. Cuando se convocaron elecciones para mayo de 1873, los radicales, temerosos de que triunfasen los republicanos federales, intentaron hacerse con el poder en el mes de abril. Este hecho no solamente les apartó del poder, sino que les hizo alejarse de la República. Fueron llamados para participar en el gobierno después del golpe de Pavía. Cristino Martos fue ministro entre enero y mayo de 1874. Pero los radicales casi habían desaparecido como partido.

El Partido Republicano Progresista nació de la evolución de un sector de los radicales, vinculados a Manuel Ruiz Zorrilla, ya en tiempos de la Restauración, después de la experiencia de la Primera República. Intentemos estudiar este grupo republicano en este artículo.

Manuel Ruiz Zorrilla se había apartado de la primera fila de la política al abdicar Amadeo de Saboya. Pero en el verano de 1874 evolucionó hacia el republicanismo. Cánovas lo expulsaría de España en 1875 y tuvo que marchar al exilio. En 1876 y en París fundó con Nicolás Salmerón el Partido Reformista Republicano. Las relaciones entre Ruiz Zorrilla y Salmerón no fueron nada buenas porque el segundo no compartía el método de la insurrección del primero. Ruiz Zorrilla decidió fundar el Partido Republicano Progresista en el año 1880, publicando un manifiesto, que también firmarían Cristino Martos y Eugenio Montero Ríos.

Ruiz Zorrilla defendió desde el Partido Republicano Progresista la táctica de la conspiración y la insurrección, apoyando u organizando los intentos de derribar el régimen de la Restauración, con nulo éxito, destacando el levantamiento del general republicano Villacampa de 1886. Estos métodos y fracasos hicieron que algunos de los más destacados miembros de la formación republicana terminaran por salirse de la misma, como los propios Cristino Martos y Eugenio Montero Ríos, aunque también pudieron pesar otras consideraciones, como las de poder acceder al poder gracias a las puertas que abrió Sagasta en el Partido Liberal a muchas figuras progresistas. Montero Ríos terminó participando activamente en el sistema político como diputado, ministro y presidente del consejo de ministros.

Ruiz Zorilla murió en 1895 y el partido se resintió, aunque no se disolvió. De su dirección se encargó José María Esquerdo Zaragoza. Este destacado médico participó en la creación de la Unión Republicana. Esquerdo murió en 1912. Muchos de los miembros del Partido Republicano Progresista terminarían desembarcando en el Partido Reformista de Melquíades Álvarez.

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