
En la última semana de septiembre y los primeros días de octubre de 2025, se conformó una nueva caravana de barcos civiles que pretendía romper el bloqueo marítimo impuesto por Israel sobre la Franja de Gaza y entregar ayuda humanitaria a la población palestina. Este nuevo intento, conocido como Flotilla Global Sumud, reunió a más de cuarenta embarcaciones cargadas con alimentos, medicinas y suministros básicos y se sumó a iniciativas previas como la Flotilla de la Libertad y la campaña Miles de Madleen hacia Gaza. Sin embargo, el 2 de octubre la mayoría de los barcos fueron interceptados por la marina israelí en aguas cercanas a Gaza. El hecho desató fuertes reacciones diplomáticas y reavivó el debate sobre la legalidad del bloqueo y la crisis humanitaria en el enclave palestino.
Organizaciones y países implicados
Coaliciones y movimientos
Flotilla de la Libertad (Freedom Flotilla Coalition, FFC): esta red internacional de organizaciones solidarias ha organizado desde 2010 distintas flotillas con el objetivo declarado de desafiar el bloqueo de Gaza. En 2025 la FFC se unió con la iniciativa Miles de Madleen hacia Gaza para lanzar la Flotilla Global Sumud. La coalición está formada por ONG y redes de activistas de Europa, América Latina, Oriente Medio, África y Asia.
Miles de Madleen hacia Gaza: movimiento inspirado en el yate Madleen que en junio de 2025 fue interceptado por Israel. La iniciativa reunió decenas de embarcaciones provenientes de puertos italianos, griegos y españoles y a activistas de 25 países.
Flotilla Global Sumud: nombre de la flotilla conjunta de septiembre-octubre de 2025, que zarpó desde puertos de Italia y España, hizo escalas en Grecia y Túnez y finalmente se dirigió al Mediterráneo oriental. Sus organizadores afirmaron que representaban a 42-44 países y que incluían a parlamentarios, personal médico, abogados, periodistas y voluntarios.
March to Gaza: en algunos países, especialmente en Grecia, colectividades y sindicatos impulsaron el movimiento “Marcha a Gaza”. Sus voceros condenaron el abordaje de los barcos y lo calificaron de “piratería”.
Participación de Estados y nacionalidades
La flotilla movilizó a activistas de unas cuarenta nacionalidades. Las fuentes registran la presencia de aproximadamente 500 personas, entre ellas parlamentarios y cargos electos de países europeos y latinoamericanos. Al menos 201 tripulantes de 37 países estaban a bordo de las primeras trece embarcaciones. Entre los países con mayor número de participantes figuraban:
España e Italia: varios españoles e italianos se embarcaron en el barco Conscience y en otras naves. La cancillería italiana y la española llegaron a enviar barcos y drones para observar la situación y solicitar que la ayuda se entregara a la Iglesia católica.
Turquía: numerosos ciudadanos turcos participaron y el gobierno de Ankara mostró un fuerte apoyo; envió un buque de guerra a vigilar y condenó el abordaje como un “acto de terrorismo”.
Malasia: 23 malayos fueron detenidos en las naves interceptadas; el primer ministro Anwar Ibrahim calificó la acción israelí de ilegal y reclamó responsabilidad internacional.
Colombia: dos colombianos estaban entre los detenidos. El presidente Gustavo Petro respondió expulsando a los diplomáticos israelíes y cancelando un acuerdo comercial con Israel.
Pakistán: el primer ministro Shehbaz Sharif denunció el abordaje como un acto de barbarie.
Otros países: Irlanda, Grecia, Francia, Bélgica y Maldivas registraron nacionales a bordo. Una carta conjunta de 16 países —Bangladés, Brasil, Colombia, Indonesia, Irlanda, Libia, Malasia, Maldivas, México, Pakistán, Catar, Omán, Eslovenia, Sudáfrica, Turquía y España— solicitó a Israel que no atacara a la flotilla.
Tipo de ayuda transportada
Las embarcaciones pretendían llevar ayuda de carácter simbólico pero relevante. Según sus organizadores, la Flotilla Global Sumud transportaba medicamentos, alimentos básicos como arroz, fórmula para bebés, agua y equipamiento médico. El barco Conscience, que partió de la localidad italiana de Otranto con 94 personas de 25 nacionalidades, embarcaba material sanitario y humanitario destinado a centros de salud en Gaza. Los organizadores insistieron en que su objetivo no era trasladar grandes cargamentos sino denunciar el bloqueo y mostrar solidaridad con la población gazatí.
Cómo y dónde fueron interceptadas las naves
Las fuentes coinciden en que la interceptación se produjo a unos 70 millas náuticas al oeste de Gaza, fuera de las aguas territoriales israelíes. El 2 de octubre la marina israelí abordó y desvió 39 de las más de 40 embarcaciones de la flotilla. Los soldados usaron lanchas rápidas, helicópteros, drones y, según testimonios de los activistas, cañones de agua, granadas aturdidoras e incluso sustancias irritantes para obligar a las tripulaciones a detenerse. Israel justificó la acción diciendo que los barcos estaban entrando en una “zona de guerra activa” y violaban un “bloqueo legal”, y ofreció trasladar la ayuda a Gaza a través de canales oficiales.
Los activistas denunciaron que el abordaje se realizó en aguas internacionales, lo que consideran un acto de piratería. El movimiento March to Gaza lo calificó de “secuestro” y “piratería en alta mar”. Posteriormente los detenidos fueron trasladados al puerto israelí de Asdod para su deportación. Se informó de que ninguna persona resultó gravemente herida, aunque la flotilla denunció lesiones por el uso de fuerza excesiva.
Reacciones políticas y diplomáticas
Condenas y críticas
Las reacciones internacionales fueron en su mayoría de condena. Algunos ejemplos:
Turquía: calificó la intervención israelí de “acto de terror” y acusó al gobierno de Benjamín Netanyahu de practicar el fascismo. Ankara abrió investigaciones sobre el ataque y exigió la liberación de sus nacionales.
Colombia: el presidente Gustavo Petro expulsó a los diplomáticos israelíes en Bogotá y suspendió el tratado de libre comercio en protesta por la detención de sus ciudadanos. Además llamó “criminal de guerra” al primer ministro israelí.
Malasia: el primer ministro Anwar Ibrahim condenó la agresión y dijo que Israel estaba interfiriendo con un convoy humanitario; anunció que Kuala Lumpur responsabilizaría al Estado hebreo.
Pakistán: su primer ministro denunció el ataque como una barbarie y pidió rendición de cuentas.
Irlanda: el presidente Michael D. Higgins y el ministro de Relaciones Exteriores calificaron de preocupante la agresión a un convoy pacífico y subrayaron que el bloqueo impide la entrada de ayuda esencial.
España e Italia: los gobiernos solicitaron a Israel que protegiera la integridad de sus ciudadanos y que permitiera que la ayuda entrara por canales humanitarios; ofrecieron entregar la carga a través de la Iglesia católica. En Italia, varias asociaciones sindicales convocaron una huelga general en solidaridad con Gaza.
Francia y Bélgica: reclamaron acceso consular y pidieron a Israel respetar el derecho internacional.
Estados Unidos: una veintena de congresistas demócratas remitió una carta al presidente Joe Biden urgiendo a proteger a los activistas y a presionar a Israel para que permitiera el paso de la ayuda humanitaria.
Naciones Unidas: la relatora especial para los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanese, sostuvo que interceptar barcos civiles en aguas internacionales equivalía a un acto de piratería y criticó a los gobiernos occidentales por no defender a sus ciudadanos.
Posición israelí
El ministerio de Asuntos Exteriores israelí describió la flotilla como una “provocación” que buscaba promover la agenda de Hamás. Aseguró que los pasajeros estaban a salvo, que serían deportados y que Israel trasladaría la ayuda a Gaza a través de sus propios canales. Las autoridades israelíes sostienen que el bloqueo marítimo impuesto desde 2007 es necesario para impedir el contrabando de armas a Hamás y garantizar su seguridad.
Declaraciones de organizadores y detenidos
Los organizadores de la Flotilla Global Sumud denunciaron que la interceptación era ilegal y un “crimen de guerra”. Afirmaron que Israel había bloqueado las comunicaciones, atacado con drones y lanzado sustancias irritantes sobre los barcos. El movimiento March to Gaza calificó el abordaje de “piratería” y exhortó a los gobiernos de los participantes a tomar medidas contundentes. Los activistas recordaron que su misión era pacífica y que pretendían “romper el bloqueo ilegal”, visibilizar la crisis humanitaria y presionar a la comunidad internacional para que exija el fin de la ocupación.
Contexto del bloqueo y del conflicto en Gaza
Desde 2007 Israel mantiene un bloqueo terrestre, aéreo y naval sobre Gaza alegando razones de seguridad y la necesidad de impedir el suministro de armas a Hamás. Este bloqueo restringe severamente la entrada y salida de personas y bienes y ha sido descrito por Naciones Unidas como una forma de castigo colectivo.
Tras el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, Israel lanzó una ofensiva militar a gran escala en Gaza que se prolongó durante 2024 y 2025. Se estima que la guerra ha dejado más de 54 000 palestinos muertos y devastó gran parte de la infraestructura civil. En marzo de 2025 Israel cerró completamente los cruces terrestres y detuvo casi totalmente la entrada de ayuda, provocando una crisis humanitaria caracterizada por hambruna y brotes de enfermedades. A pesar de la presión internacional, las agencias de la ONU denunciaron que la ayuda que logra entrar es insuficiente para atender a la población de la franja.
La interceptación de las flotillas de 2025 no es un hecho aislado. En junio de ese año la marina israelí abordó el yate Madleen, que transportaba a la activista Greta Thunberg y otros defensores de los derechos humanos. La embarcación llevaba un cargamento simbólico de arroz y fórmula para bebés y pretendía llamar la atención sobre la situación en Gaza. Israel detuvo a los pasajeros y los deportó, justificando la acción como parte del mismo bloqueo.
Conclusiones
Las flotillas solidarias de 2025 han reactivado el debate sobre la legitimidad del bloqueo israelí a Gaza y la inacción de la comunidad internacional ante una crisis humanitaria sin precedentes. La Flotilla Global Sumud unió a activistas de decenas de países y logró atraer la atención mundial, pero la respuesta de Israel —abordaje con fuerza en aguas internacionales y deportación de los participantes— evidenció la persistencia de políticas de seguridad que chocan con el derecho humanitario. Las reacciones diplomáticas y las movilizaciones populares muestran una creciente impaciencia frente a la impunidad israelí, aunque hasta ahora no se traducen en cambios significativos en el terreno. Mientras tanto, la población de Gaza continúa atrapada entre el bloqueo, la guerra y la escasez de bienes básicos.
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