El Jardín de «La Nueve»: nuevo Lugar de Memoria de España en París

Lugar de memoria democrática

Observatorio Galdós-Negrín

El Jardín de los Combatientes de La Nueve, situado junto al Ayuntamiento de París, ha sido reconocido oficialmente como Lugar de Memoria Democrática español. En una ceremonia celebrada el 24 de agosto de 2025, coincidiendo con el 81º aniversario de la liberación de París, la alcaldesa Anne Hidalgo y el secretario de Estado español de Memoria Democrática, Fernando Martínez, develaron una placa conmemorativa que declara este espacio como sitio de recuerdo histórico. Esta nueva placa acompaña a otra descubierta en 2015 –en presencia de los reyes Felipe VI y Letizia– que rendía tributo a los republicanos españoles protagonistas de la liberación de la ciudad. Hidalgo enfatizó en su discurso que la fecha del 24 de agosto «une a toda la España democrática con la historia de la lucha contra el fascismo en Europa», subrayando la trascendencia de la memoria compartida entre Francia y España.

Inauguración del Jardín de los Combatientes de La Nueve en París (24 de agosto de 2025). Autoridades de París y España develaron la placa que declara este jardín como Lugar de Memoria.

¿Quiénes fueron los combatientes de «La Nueve»?

«La Nueve» es el nombre coloquial con el que se conoció a la 9.ª Compañía del Regimiento de Marcha del Chad, integrada en la 2.ª División Blindada de la Francia Libre comandada por el general Philippe Leclerc. La unidad recibió ese apodo porque la inmensa mayoría de sus miembros eran republicanos españoles exiliados tras la Guerra Civil Española (1936-1939). En total, la compañía contaba con unos 160 soldados, de los cuales 146 eran españoles que habían huido de la dictadura franquista. Estos voluntarios, veteranos de la contienda civil, se unieron a las fuerzas de la Francia Libre con la esperanza de continuar la lucha contra el fascismo. Bajo el mando directo del capitán francés Raymond Dronne y con españoles como el teniente Amado Granell en puestos de liderazgo, La Nueve se convirtió en una unidad singular dentro del ejército aliado.

El recorrido bélico de estos combatientes fue notable. Tras escapar de la España franquista, muchos pasaron por campos de concentración en Francia o se integraron en la Legión Extranjera francesa para evitar la repatriación forzosa. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la invasión nazi de Francia, los españoles volvieron a tomar las armas: lucharon en el norte de África contra las tropas del Eje en 1942-43, incorporándose luego a la recién formada 2ª División Blindada de Leclerc en 1943. Tras entrenar en el norte de África y el Reino Unido, la división (incluida La Nueve) desembarcó en Normandía a comienzos de agosto de 1944, participando en la recta final de la campaña de Francia. Forjados por años de combate y exilio, los hombres de La Nueve aportarían su experiencia y coraje a la liberación de Europa.

La entrada de La Nueve en la liberación de París (1944)

El 24 de agosto de 1944, mientras París se sublevaba contra la ocupación nazi, los mandos aliados dieron luz verde al general Leclerc para acelerar el avance hacia la capital. La Nueve fue enviada en vanguardia de la 2ª División Blindada con la misión de apoyar a la Resistencia parisina, que se había alzado días antes pero corría el riesgo de ser aplastada por las fuerzas alemanas. Al caer la tarde, unos 160 soldados españoles a bordo de sus vehículos blindados irrumpieron en la ciudad desde el sur. Llamaban la atención los nombres que habían pintado en sus half-tracks (transportes blindados de orugas y ruedas): Guadalajara, Madrid, Teruel, Brunete, Jarama, Ebro, España Cañí, Don Quijote, Guernica, Belchite, entre otros –todas referencias a batallas de la Guerra Civil española o símbolos culturales de su patria. Avanzando a toda velocidad y esquivando los focos de resistencia alemanes, los españoles de La Nueve alcanzaron la Plaza del Ayuntamiento de París en la noche del 24 de agosto. Eran aproximadamente las 21:20 horas cuando el half-track Guadalajara se detuvo frente al Hôtel de Ville, sede del Ayuntamiento.

En ese momento histórico, el teniente Amado Granell, valenciano de Borriana, se convirtió en el primer oficial aliado en entrar en el edificio del Ayuntamiento parisino. Granell contactó de inmediato con los mandos de la Resistencia interior, informándoles de que las tropas liberadoras habían llegado. En las horas siguientes, los carros blindados de La Nueve -guiados por combatientes de la Resistencia francesa que conocían las calles- aseguraron el centro de la ciudad mientras el grueso de la división de Leclerc y otras fuerzas aliadas arribaban al día siguiente. La presencia de estos republicanos españoles abrió el camino para la rendición de la guarnición alemana el 25 de agosto y la entrada triunfal de las fuerzas de De Gaulle. De hecho, los hombres de La Nueve continuarían avanzando junto a sus compañeros franceses en los días posteriores, participando en escaramuzas para limpiar los últimos focos nazis y desfilando el 26 de agosto por los Campos Elíseos bajo aclamación popular. Su campaña no terminaría en París: la 2ª División Blindada prosiguió hacia el este de Francia y Alemania, y algunos miembros de La Nueve llegaron incluso hasta el Nido del Águila de Hitler en Baviera en mayo de 1945, en los compases finales de la guerra.

Una gesta silenciada durante décadas

A pesar de su papel heroico en la liberación de París, la historia de La Nueve cayó en un olvido sorprendentemente tenaz durante décadas. En la inmediata posguerra, la contribución de estos exiliados españoles fue prácticamente borrada de la historiografía oficial francesa, que enalteció a De Gaulle y la Resistencia local sin mencionar apenas a los combatientes extranjeros. Francia, tras cuatro años de ocupación, celebraba haber recuperado su capital, pero no destacó que los primeros liberadores en entrar al Ayuntamiento fueron españoles. Por otro lado, muchos veteranos de La Nueve mantuvieron silencio sobre sus hazañas: para ellos la gran batalla pendiente seguía siendo la Guerra Civil española –su lucha original contra el franquismo–, una contienda cuyo desenlace no cambió tras 1945, pues los Aliados decidieron no intervenir contra Franco. Esta situación de desencanto hizo que numerosos miembros de La Nueve, dispersos en el exilio, optaran por no proclamarse héroes. Francia les había honrado con medallas (la compañía recibió la Cruz de Guerra y la distinción de Compañera de la Liberación), pero no les ayudó a liberar su propia tierra. La dictadura franquista duraría treinta años más, condenando a los supervivientes republicanos a un largo exilio.

Dentro de las comunidades de exiliados en Francia, sin embargo, la memoria de La Nueve nunca se apagó del todo. Sus familiares y compañeros recordaban en privado los nombres de las batallas y anécdotas de la liberación de París. Con el paso de los años, activistas de la memoria histórica y descendientes comenzaron a reivindicar públicamente su legado. Un punto de inflexión llegó a finales de los años 90, cuando la periodista española Evelyn Mesquida se topó con este capítulo olvidado mientras investigaba el exilio republicano. Mesquida localizó a varios de los últimos veteranos vivos de La Nueve (llegó a entrevistar a siete de ellos) y publicó en 2008 el libro «La Nueve: Los españoles que liberaron París», que sacó a la luz numerosos testimonios y fotografías inéditas. Gracias a su labor incansable –reconocida años después oficialmente–, así como al empeño de asociaciones como «24 août 1944» (fundada por descendientes de exiliados) y «La Desbandá», la historia de aquellos 146 hombres comenzó a difundirse tanto en Francia como en España.

Homenajes y reconocimiento tardío

No fue hasta 2004, en el 60º aniversario de la Liberación, cuando el Ayuntamiento de París organizó el primer homenaje oficial a los hombres de La Nueve. Anne Hidalgo, por entonces teniente de alcalde, tomó el relevo de iniciativas previas de la sociedad civil para que la ciudad reconociera públicamente a estos combatientes españoles. Aquel año se inauguró una placa conmemorativa a orillas del Sena en honor a La Nueve, marcando el inicio de un esfuerzo institucional por visibilizar su hazaña. Desde entonces, los homenajes se han repetido anualmente cada 24 de agosto en París, volviéndose una tradición que hermana la memoria histórica francesa y española.

La propia Anne Hidalgo, nacida en España y nieta de un republicano condenado a muerte por Franco, ha sido una figura clave en esta recuperación de la memoria. Durante sus mandatos como alcaldesa (2014-2023) impulsó numerosas acciones: en 2015 logró que el Ayuntamiento de París bautizara un jardín en honor a La Nueve, justo en el lugar donde sus blindados entraron en 1944. El Jardín de los Combatientes de La Nueve –ubicado en el interior del complejo del Hôtel de Ville– se convirtió así en un monumento vivo a aquellos soldados. En la ceremonia inaugural de ese jardín, Hidalgo contó con la presencia del Rey de España y supervivientes de la compañía, simbolizando la gratitud tanto de París como de la España democrática hacia los veteranos. La alcaldesa, que dejará el cargo en 2026, afirmó en 2025 que permanecerá “vigilante” para que este tributo anual continúe en el futuro, consciente de que la memoria es frágil y “el futuro es incierto”.

Además de este jardín en París, la ciudad ha sembrado otros recuerdos permanentes de La Nueve. Existen alrededor de una decena de placas en distintos puntos de la capital francesa que marcan lugares relacionados con aquellos combatienteslavanguardia.com. Por ejemplo, en el distrito XIII un gran mural callejero ilustra la gesta de La Nueve con viñetas, incluyendo la frase “Hoy París, ¿mañana Berlín, pasado mañana Madrid?” que refleja la esperanza que tenían de continuar hasta liberar Españalavanguardia.com. También se han colocado placas en antiguas residencias de veteranos –como la de Manuel Lozano, cuya lápida identifica con orgullo su condición de “anarquista, combatiente de La Nueve y de la libertad”– y en otros escenarios de su avance en 1944. En 2020, cuando falleció a los 99 años Rafael Gómez, el último miembro español de La Nueve, el propio presidente Emmanuel Macron rindió homenaje oficial expresando el “eterno reconocimiento” de Francia a estos republicanos y a su “odisea por derribar el yugo nazi”. Este gesto desde la más alta institución francesa confirmó que, aunque tardío, el reconocimiento histórico a La Nueve había echado raíces.

En España, por su parte, la memoria de La Nueve también ha ido ganando espacio público en años recientes. Un momento destacado ocurrió en abril de 2017, cuando el Ayuntamiento de Madrid inauguró el Jardín de los Combatientes de La Nueve en el distrito de Ciudad Lineal. Al acto asistieron Anne Hidalgo y la alcaldesa madrileña Manuela Carmena, junto con familiares de los veteranos y asociaciones de memoria histórica. Emocionantemente, también estuvo presente Rafael Gómez, único superviviente de La Nueve entonces, quien pudo ver en vida cómo su lucha por la libertad era honrada en su país natal. En esa ceremonia se descubrió una placa explicativa y se depositaron las cenizas de otro miembro de La Nueve (Luis Royo) junto a un monolito conmemorativo. Iniciativas como ésta, junto con exposiciones, documentales y libros publicados en España, han contribuido a inscribir a La Nueve en el relato de la memoria democrática española tras décadas de olvido.

Un Lugar de Memoria Democrática español en Francia

Tumba de Antonio Machado en Colliure

La designación del Jardín de La Nueve en París como Lugar de Memoria Democrática forma parte de la política del Gobierno de España de reconocer sitios emblemáticos ligados a la historia de los republicanos, incluso fuera del territorio español. Hasta ahora, solo tres lugares en Francia habían recibido esta distinción oficial: las tumbas del Presidente Manuel Azaña en Montauban y del poeta Antonio Machado en Collioure, así como el campo de refugiados españoles de Argelès-sur-Mer, en la región occitana. Estos enclaves –dos tumbas ilustres y una playa convertida en campo de concentración improvisado en 1939– simbolizan el exilio y la tragedia vivida por cientos de miles de españoles que cruzaron la frontera tras la Guerra Civil. La incorporación ahora del Jardín de La Nueve a esa lista subraya el vínculo entre la lucha antifascista en Europa y la Memoria Democrática española: es un reconocimiento a quienes, aun habiendo perdido su patria, siguieron combatiendo por la libertad en suelo extranjero.

Tumba de Manuel Azaña en Montauban

Con la placa instalada en París en 2025, nadie podrá ya borrar el papel de La Nueve en la liberación de la capital francesa. Fernando Martínez, el secretario de Estado de Memoria Democrática, destacó la importancia “fundamental” de este gesto institucional para visibilizar ante las nuevas generaciones la participación directa de soldados españoles en aquel hecho histórico. Martínez enmarcó la memoria de La Nueve en el contexto actual, afirmando que recordar a estos héroes es el mejor antídoto contra los populismos y el auge de las extremas derechas en Europa. De hecho, durante el acto en París, también se aprovechó para homenajear a la propia Anne Hidalgo –impulsora incansable del recuerdo de La Nueve– con un reconocimiento por parte de organizaciones del exilio republicano, agradeciéndole “su apoyo decidido” para que la contribución de los españoles quede “inmortalizada en la historia”.

Como colofón a estos esfuerzos de memoria compartida, en otoño de 2025 está prevista en Madrid una gran exposición histórica titulada “1945. Libération. Tras las huellas de La Nueve y sus hombres”. Esta muestra –organizada por el Ministerio de Memoria Democrática en colaboración con el gobierno francés– se celebrará en el Campo del Moro, junto al Palacio Real, y recorrerá la epopeya de La Nueve: desde la campaña en África y el desembarco en Normandía, hasta la liberación de París, la batalla de Alsacia y el final de la guerra. La exposición buscará acercar al público español la historia silenciada de estos combatientes y honrar su legado de lucha por la libertad.

En palabras de Evelyn Mesquida, el Jardín de los Combatientes de La Nueve inaugurado en París es “el mejor monumento” posible a aquellos hombres. No es solo un lugar físico de homenaje, sino un símbolo de la conexión indisoluble entre la memoria histórica de España y Francia. Allí, donde en 1944 sonaron por primera vez los nombres de Don Quijote, Guadalajara o Madrid en medio de la liberación, ondea ahora la bandera republicana española cada 24 de agosto. Siete décadas después, la voz de La Nueve ya no está condenada al olvido: pervive en placas, jardines, museos y, sobre todo, en la conciencia colectiva de dos naciones agradecidas. El reconocimiento oficial como Lugar de Memoria garantiza que la gesta de aquellos españoles seguirá viva en París y servirá de inspiración en la continua lucha por los valores democráticos en Europa.

Fuentes consultadas: EFE (Swissinfo)swissinfo.chswissinfo.chswissinfo.ch; Ministerio de la Presidencia, Memoria Democráticampt.gob.esmpt.gob.es; Swissinfo/AFPswissinfo.chswissinfo.ch; Ayuntamiento de Madriddiario.madrid.es; La Vanguardialavanguardia.com; Swissinfo (EFE)swissinfo.ch.

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