
La decadencia femenina y el derecho de la mujer a progresar y emanciparse, son algunas de las lecturas que se deducen de los personajes femeninos de las comedias y tragicomedias de Pérez Galdós. Este número reflexiona sobre estos conceptos feministas tal y como ya nos tiene acostumbrados don Benito, adelántadose a su época, siendo notario de su tiempo y del momento en el que le tocó vivir. Fortunata, Tristana, Isidora, Jacinta, Bárbara, Rosalía…un sin fin de mujeres, un universo único imposible de volver a crear y recrear porque como ya hemos dicho en alguna entrevista, hay elementos de Galdós, en su escritura y en su concepción del mundo que son femeninos en el mejor sentido de la palabra. Galdós escribía como una mujer. El detallismo que tantas veces hemos encontrado en sus páginas con “esas ocurrencias que sólo se le ocurre a una mujer” ha venido a despertar en la crítica una mirada diferente hacia el genio creador del escritor canario. No sólo Galdós representa y/o escribe lo que observa, él es además –como dijo Emilia Pardo Bazán- un poeta, un alma de escritor capaz de soñar como mujer, de describir como hombre y de encontrar en esa unión bicéfala el equilibrio que encontramos en sus textos.
Traemos a colación (para nuestros estudiantes que se hallan lejos y también para ese lector culto que nos sigue) las impresiones que de sus obras extrajeron, por ejemplo Emilia Pardo Bazán publicados en la revista autoeditada por la misma escritora gallega Nuevo teatro crítico, en los años que van desde 1891 a 1893. Ella supo comprender mejor que nadie el genio creador de Galdós y su ímpetu teatral, sus ganas de escena de llevar al escenario un retrato aproximado
de aquellos ideales por los que la mujer debería de luchar. En ese ahogo que él comprendió perfectamente estreno muchas obras que daban idea de una revolución no tanto idealista sino social. Esas obras contextualizadas por la dramática contemporánea han dado y darán grandes posibilidades a los directores de teatro, a actrices, a hombres y mujeres del teatro que ahora vuelven sus ojos al Galdós.
Cierto es que lo que entendemos por “crítica especializada galdosiana” nunca ha tenido en cuenta ni el teatro de Galdós, ni los cuentos (con la excepción del profesor Alan Smith director de Anales Galdosianos) ni la enorme producción periodística del autor. Trabajo que pronto saldrá a la luz. Hemos intentado poner en situación el texto de Sofía Casanova, reproduciendo sin restauración ninguna su texto tal y como fue publicado en su día y con sus primeros “alegatos” que preceden la obra. Las peculiaridades de las distintas versiones algo “censuradas” por Galdós dan cuenta de la investigación de profesores más jóvenes que quieren unirse a nuestras filas. De modo que aquí seguimos conmemorando como siempre lo hemos hecho cada año ya desde 2005 cada momento de la vida de Galdós, con lo mejor que sabemos hacer: investigar, difundir y especialmente divulgar la obra y vida de Pérez Galdós. Por su puesto mil gracias, mil gracias a todos aquellos que nos siguen y que con su bondad intelectual hacen posible que esta revista, anárquica y fuera de la orden académica y fuera de la orden divulgativa, lleve un poco del espíritu galdosiano a todos aquellos –que son muchos- amantes de la buena literatura, y seguidores fervientes de este autor tan emblemático de nuestro país y tan abierto a su estudio y traducción. Me despido –por ahora- con estas palabras de Galdós del cuento Un tribunal literario: Me gustaría enteramente sentimental, que llegase al alma, que hiciera llorar… Yo cuando leo y no lloro, me parece que no he leído-Yo le aseguro a usted que será sentimental, será de esas que dan convulsiones y síncopes; hará llorar a todo el género humano, querido señor duque, -le contesté abriendo el manuscrito por la primera página. – Eso es lo que hace falta, amigo mío: sentimiento, sentimiento. En este siglo materialista, conviene al arte despertar los nobles afectos. Es preciso hacer llorar a las muchedumbres, cuyo corazón esta endurecido por la pasión política, cuya mente está extraviada por las ideas de vanidad que les han imbuido los socialistas. Si no pone usted ahí mucho lloro, mucho suspiro, mucho amor contrariado, mucha terneza, mucha languidez, mucha tórtola y mucha codorniz, le auguro un éxito triste, y lo que es peor, el tremendo fallo de reprobación y anatema de la posteridad enfurecida.
Prof. Dra. Rosa Amor del Olmo
Directora y Editora














