
Eduardo Montagut
A finales del siglo XVII contamos ya con una mujer, seguramente la primera periodista española de la Historia, y una de las primeras del mundo. Estamos hablando de Francisca de Aculodi. En el año 1683 fundó en San Sebastián la publicación Noticias Principales y Verdaderas, una revista quincenal que era la traducción al castellano de un periódico de Bruselas, pero donde se insertaban noticias que ella redactaba. Antes de fallecer su marido, Martín de Huarte, le autorizó a ser la heredera del negocio de impresión que tenía en la ciudad. El compromiso era que debía mantener la imprenta hasta que sus hijos pudieran tomar el relevo. Así lo hizo y puso en marcha la revista mencionada. Al principio firmaba sus escritos, pero luego dejó de hacerlo. La revista duró hasta 1698.
La gaditana Beatriz de Cienfuegos nació en 1714 y murió en el año 1786. Fue claramente una pionera y ya en el Siglo de las Luces. Su gran mérito fue que sacó la primera publicación periódica femenina en España en 1763, La Pensadora Gaditana. Duró un año. Buscaba ser una publicación crítica, dirigido a un público femenino sobre las costumbres de su tiempo y la sociedad de su tiempo. El periódico buscaba la reflexión, siendo más literario o ensayístico que dedicado a la publicación en si de noticias. Se hacían críticas a la frivolidad de las élites, se reflexionaba sobre la reforma de las costumbres y la falta de educación popular, además de fustigar los prejuicios sociales y se planteaban cuestiones relativas a los derechos de las mujeres, todo lleno del espíritu de la Ilustración. Cienfuegos no dudó en ser crítica y en atacar a Clavijo y Fajardo que desde Madrid publicaba El Pensador y donde se destilaba no poca misoginia.
En 1834 nacía Emilia Serrano y García, también conocida por su pseudónimo Emilia Serrano de Wilson. Nació en Granada en el seno de una familia de elevada condición social; su padre era notario y diplomático. Eso le permitió adquirir una exquisita cultura. Este hecho y sus relaciones con el tardío romanticismo hicieron que se dedicara a la escritura.
Al parecer, en 1852 huyó a París, seguida por su amante José Zorrilla, la “Leila” de sus versos. De esta relación nacería una hija, aunque murió a los cuatro años, distanciándose la pareja. Algunos piensan que se había casado antes con un tal Barón de Wilson, pero no hay constancia de este hecho. En París se movió en los círculos literarios y conoció a Lamartine y Alejandro Dumas. Precisamente, se convirtió en su primera agente literaria internacional, representante y gestora de los derechos de traducción de su obra al castellano, un hecho, indudablemente, excepcional. Además, fundó la revista de moda femenina La Caprichosa, que tuvo mucho éxito en España y en América latina.
En 1860 regresó a España moviéndose en el mundo cultural de Madrid. También viajó a América a raíz de la muerte de su hija. Ella misma confesó siempre su interés por el continente americano. Por eso, repitió periódicamente sus visitas al mismo. Es más, su elevada formación y sus relaciones llevaron a que se codeara con los más poderosos. Llegó a ser asesora del presidente mexicano Porfirio Díaz, y a convertirse en historiadora oficial del país y también de Venezuela. Sus obras se leían de forma asidua en las escuelas.
La faceta periodística de Emilia se desarrolló en Barcelona donde se instaló a finales de los años ochenta. En La Ilustración Artística de Barcelona, entre 1887 y 1916 publicó treinta y nueve trabajos, casi todos de temática americanista. Por otro lado, muy meritoria fue su labor de rescate de biografías, obras y datos de las escritoras de su tiempo, así como de otras mujeres olvidadas a pesar de su importancia histórica. Murió en enero de 1923 sin haber terminado su Historia General de América.
Sofía Casanova (1861-1958) fue una mujer que descolló porque fue la primera corresponsal en un país extranjero y de guerra en el periodismo español, además de ser muy culta, y conocer muchísimos acontecimientos claves de principios del siglo XX.
Agar Eva Infanzón Canel, más conocida como Eva Canel (1857-1932), fue una asturiana que terminó estableciéndose en Cuba. Teniendo quince años comenzó a trabajar en el teatro cuando se trasladó a Madrid. En la capital se casaría con Eloy Perillán y Buxó, el director de la revista satírica La Broma. A causa de una pena de destierro en 1874 por publicar un panfleto el marido tuvo que salir de España, y Eva se hizo cargo de la revista como directora, aunque terminó viajando a América para reunirse con su esposo y colaborar en la revista El Ferrocarril, que se publicaba en La Paz (Bolivia). Después se trasladaron a Buenos Aires y allí fundaron El Petróleo. Eva ya se dedicó plenamente al periodismo. Pero el matrimonio era muy inquieto y en 1876 ya estaban en Lima colaborando ambos en distintas publicaciones peruanas. Allí tuvieron un hijo. A raíz de la Guerra entre Perú y Chile, decidieron regresar a España, pasando a residir en Barcelona. Pero Perillán se fue a Cuba donde falleció. Al poco de este hecho también Eva se fue a la Isla, intentando buscar trabajo en distintos periódicos pero sin éxito. Por ello en 1891 fundó la revista semanal La Cotorra, de intenso contenido satírico y hasta panfletario. Salió hasta 1893. Al terminar la Guerra colonial regresó a España para residir en Madrid, aunque muy pronto se fue a Buenos Aires donde escribió tres novelas, impartió conferencias y colaboró en distintas publicaciones. Compró una imprenta y fundó las revistas Kosmos (1904) y Vida Española (1907).
Canel era una fiel devota católica, pero inicialmente abrazó la causa republicana y democrática de su esposo, aunque pudieron más sus ideas iniciales y se fue inclinando hacia el conservadurismo y hasta el carlismo. En 1914 inició una gira por América, pero en Panamá cayó enferma, regresando a Cuba. No recuperó plenamente la salud, a pesar de que siguió escribiendo y publicando. En 1932 murió en La Habana.
Sofía Casanova nació en 1861 en la provincia de A Coruña, siendo hija natural, aunque sus padres se casaron a los dos años de nacer la niña. En todo caso, el padre terminaría abandonando a la familia, y la madre y los niños tuvieron que irse a vivir con los abuelos. Después en Madrid comenzó a estudia poesía y declamación comenzando a moverse en el mundo literario, haciendo amistad con Blanca de los Ríos. Comenzó a publica sus poemas en distintas publicaciones periódicas madrileña y en Vigo. Hacia 1880 ya tenía un cierto nombre como una joven promesa de la poesía. También comenzó una carrera de actriz. Entre 1878 y 1882 actuó en el Teatro Español. Ramón de Campoamor la apoyó mucho y la introdujo en el círculo de las tertulias que algunos miembros cercanos a Alfonso XIII. El propio monarca costó la edición de su libro Poesías. Sofía se movía fácilmente, como estamos viendo, en los ámbitos culturales de la capital. En ese contexto conoció al intelectual y diplomático polaco Wincenty Lutoslawski, un verdadero experto en Platón. Se casaron en 1887. Marchó a Polonia, aunque el matrimonio y las hijas viajaban constantemente a Galicia. Sofía supo combinar la intensa vida viajera que le imponía ser esposa de un marido diplomático con su interés por el estudio de idiomas, convirtiéndose en una verdadera políglota, con su naciente carrera como periodista. En todo caso, el matrimonio se distanció. En 1905 Sofía decidió regresar definitivamente a España. Realizó colaboraciones literarias en ABC, El Debate, Blanco y Negro y en publicaciones gallegas. Su domicilio se convirtió en un espacio de encuentro y tertulias. Además, impartió muchas conferencias y se dedicó a distintas obras sociales como el Comité Femenino de Higiene Popular. En 1906 fue elegida miembro de la Real Academia Gallega. En 1910 publicó La mujer española en el extranjero, que le catapultó en el mundo literario. Fue una de las pocas mujeres que recibió elogios de Pérez Galdós y estrenó la primera obra dramática de Casanova, La madeja, en marzo de 1913.
En uno de los viajes que realizaba a Polonia para ver a sus hijas estalló la Gran Guerra. En Varsovia se hizo enfermera y el horror que vio cambió, sin lugar a dudas, su vida. En un texto al ABC contó lo que vio y criticó la germanofilia de algunos sectores políticos y sociales españoles. Torcuato Luca de Tena le propuso que fuera corresponsal de guerra en la Europa oriental. Sofía Casanova aceptó la oferta. Siguió trabajando en el hospital hasta que tuvo que evacuar Varsovia por el avance alemán. Huyó con sus hijas en el último tren con rumbo a Minsk. Estuvo en Moscú y luego pudo recalar en San Petersburgo. Allí fue testigo de la profunda crisis rusa, e informó al respecto, aunque eso le causó serios problemas. Narró la muerte de Rasputin y llegó a entrevistar a Trotski. Todo ello hizo que las autoridades rusas prohibieran a Sofía comunicarse con España. Por eso se pensó que había muerto. A continuación, fue testigo de primera mano de la Revolución, pudiendo ya informar. En uno de los altercados recibió un golpe accidental que le afectó gravemente a sus ojos, algo de lo que nunca se pudo recuperar. En 1919 regresó a España, siendo recibida casi como una heroína.
Siguió escribiendo artículos y cuatro libros. En 1925 fue condecorada con la Orden Civil de Beneficencia de Alfonso XIII por su colaboración con la Cruz Roja en la Gran Guerra. Fue la primera española nominada al Premio Nobel. No fue favorable a la República, pensando en el momento de su proclamación en abril de 1914 que podría ocurrir lo mismo que en Rusia. Perdió su trabajo cuando fue cerrado temporalmente el diario ABC. Vivió la Guerra Civil desde Polonia, escribiendo a favor de los sublevados, pasando bastantes penalidades, por otro lado. El franquismo utilizó mucho sus escritos y sus figuras, seguramente de una forma exagerada, pero Sofía se dejó llevar acuciada por sus problemas y por los consejos de algunas amistades. Llegó a conocer a Franco en Burgos en 1938. La Segunda Guerra Mundial le sorprendió, precisamente, donde comenzó, en Polonia. La intervención del embajador español en Berlín le permitió vivir con cierta seguridad, siendo testigo del horror nazi que se desencadenó sobre el país. Allí murió casi ciega en 1958.
María Luz Morales Godoy (1889-1980) ha sido la primera mujer que ha dirigido un periódico en España. Nació en A Coruña en el seno de una familia acomodada y puedo estudiar Filosofía y Letras. Fue la primera mujer que entró en el Ateneu de Barcelona, donde fue siempre una activa socia. En el año 1921 consiguió entrar a trabajar en la revista El Hogar y la Moda Había enviado unos artículos para optar al puesto de dirección y lo consiguió. Dicha revista fue el antecedente de la actual Lecturas. También comenzó a impartir conferencias sobre literatura. María Luz Morales, por lo demás, con su forma de vestir y su peinado causaba sensación en una sociedad todavía muy anticuada. En el año 1923 entró en La Vanguardia como crítica de cine. Pero tenía que firmar con pseudónimo masculino (“Felipe Centeno”, un personaje de Galdós) por los prejuicios imperantes también en el cine. Tres años después comenzó una colaboración con el madrileño El Sol. En este diario realizó un cambio fundamental en la sección femenina que hasta entonces se dedicaba a cuestiones del hogar, para sacar cuestiones relacionadas con la educación, el arte, la caridad, etc. Pronto entró en la redacción de La Vanguardia, siendo la única mujer y, al final, pasó ya a firmar con su nombre. Su trabajo como crítica cinematográfica tuvo mucho éxito fuera de España porque Paramount Pictures se interesó por las mismas. Fue contratada como asesora literaria.
Presidió en Barcelona en 1931 la Residencia Internacional de Señoritas Internacionales. Mientras tanto dedicó parte de su tiempo a la literatura infantil con adaptaciones de obras maestras de la literatura, que publicaba en Ediciones Araluce, de su propiedad. En 1933 comenzó una nueva pasión, y esta vez por el teatro. Escribió con Elisabeth Mulder la obra, Romance de media noche, que se estrenó en el Teatro Arriaga en enero de 1936.
Cuando estalló la Guerra la Generalitat decretó la incautación de algunos periódicos, entre los que se encontraba La Vanguardia, que pasó a estar controlada por un Comité obrero de la UGT y la CNT. Al huir el director el Comité nombró a María Luz como directora. Aceptó, pero avisó que era sería una responsabilidad provisional. Estuvo unos seis meses. Eso le valió la represión posterior franquista. Durante la Guerra colaboró en el guion del documental Sierra de Teruel de Malraux.
Al terminar la Guerra fue detenida y estuvo en prisión algo más de un mes, negándose a hablar y escribiendo mucho. Después siguió una intensa carrera literaria y de traductora. Llegó a traducir cincuenta y dos obras. Dirigió enciclopedias en Salvat, fundó la editorial Surco y también estuvo en la Editorial Argos. Colaboró en Lecturas y trabajó en el Diario de Barcelona. Su novela más importante fue Balcón al Atlátntico.
Consuelo Berges Rábago (1899-1988) era hija de una madre soltera de una familia de republicanos y librepensadores. Ese ambiente le permitió poder adquirir una gran cultura propia en la extensa biblioteca familiar. A los quince años se trasladó de su Ucieda natal a la capital santanderina a la casa de la familia paterna para poder preparar el ingreso en la Escuela Normal. Cuando obtuvo el título de maestra ejerció en Cabezón de la Sal como titular de la Academia de la Torre, iniciativa de la socialista Matilde de la Torres. Allí conoció a Víctor de la Serna que había fundado en Santander, La Región, y allí comenzó a publicar Consuelo Berges con el pseudónimo de “Yasnaia Poliana”. Después publicó en El Sol de Madrid, en La Nación de Buenos Aires y en la Revista de las Españas, una iniciativa de la Unión Ibero-Americana en Madrid. Consuelo Berges fue una intensa periodista, amiga de la polémica y eso hizo que despertara mucho el interés de los intelectuales más destacados de la época.
Cansada de la Dictadura de Primo de Rivera se marchó a Arequipa en el Perú en el año 1926, alojándose en casa de una prima suya que era la propietaria de la única librería de la ciudad. Dio clases e impartió conferencias sin rehuir la polémica, como cuando criticó el indigenismo. En 1928 hizo un viaje por distintos países americanos hasta que se instaló en Buenos Aires. Allí escribió en El Diario Español, financiado por la embajada española, siendo embajador Ramiro de Maeztu. El embajador tuvo que maniobrar mucho porque Consuelo seguía siendo harto polémica y la Dictadura de Primo de Rivera quería influir claramente en la colonia española para que se agrupasen en el seno de la Unión Patriótica, el partido de Primo de Rivera. En la capital argentina colaboró intensamente en muchas publicaciones, siendo nombrada directora de la revista Cantabria del Centro Montañés.
En 1931 regresó a España, pero recaló un tiempo en París, acogida por su prima que había viajado desde Perú y con su otra prima la pintora María Blanchard, recién convertida al catolicismo, y empeñándose que Consuelo, tan anticlerical, visitar iglesias y asistir a misas. Eso terminaría provocando un evidente distanciamiento entre las dos.
Consuelo Berges se dedico a defender sus ideas libertarias y el voto femenino que estaba defendiendo su amiga Clara Campoamor. Pero no aceptó distintos ofrecimientos para ocupar responsabilidades en la República. Siguió escribiendo y se pudo mantener gracias a un trabajo en el Archivo de la Junta Provincial de Beneficencia. Colaboró en distintas publicaciones del anarquismo español, incluida Mujeres Libres. Se hizo masona en la logia Mantua de la Gran Logia Española. En el ámbito masónico se destacó por buscar la igualdad entre masones y masonas, como lo atestiguaría su trabajo, “La mujer y la masonería”.
A raíz de la Revolución de 1934 publicó su libro reivindicativo Explicación de Octubre. Al estallar la Guerra, la Junta Provincial de Beneficencia la envió a hacerse cargo del orfanato del madrileño barrio de la Guindalera para encargase de los niños que había que evacuar hasta Granollers. Al terminar su misión estuvo en Barcelona y allí trabajó intensamente en Mujeres Libres, además de colaborar en misiones de alfabetización. Sufrió en el camino del exilio por la provincia de Girona y estuvo en un campo de concentración francés, pero se escapó y fue acogida por sus amigos, Baltasar Lobo y Mercedes Comaposada, y por Picasso en París. Fue detenida por los alemanes, siendo entregada a las autoridades españolas. Consuelo Berges, en su exilio interior, nos ha dejado un inmenso legado porque fue durante muchos años una de las principales traductoras de obras del francés para el público español. Siempre vivió muy modestamente.
Irene Polo i Roig, nacida en Barcelona en 1909, fue una destacada periodista, publicista y representante teatral, que terminó sus días en el exilio argentino en 1942. En realidad, fue toda una pionera de las periodistas catalanas y llegó a ser redactora de los más importantes diarios de los años treinta de Cataluña.
Irene Polo no pudo estudiar porque procedía de una familia humilde del Poble Sec, y lo hizo de forma autodidacta. Trabajó como jefa de publicidad de la productora cinematográfica Gaumont, para en 1930 comenzar su trabajo periodístico en la revista Mirador. Fue una periodista de garra, apasionada y hasta beligerante en ocasiones. Trabajó en Imatges, La Rambla, L’Opinió, L’Instant y Última Hora. Nos ha dejado su visión de la sociedad y la política de la época desde la ironía y de forma brillante. Tanto escribió sobre cuestiones de moda, como la aparición del pantalón femenino, como trabajos de denuncia social sobre la mendicidad en Barcelona o sobre las condiciones de vida de los trabajadores, sin olvidar la política. Además, estuvo en Madrid para cubrir el juicio contra los miembros de la Generalitat por la Revolución de octubre de 1934 y en las huelgas de Sallent y Suria.
En el año 1936 se fue a América con la compañía teatral de Margarita Xirgú. Al disolverse la compañía en 1939 decidió quedarse en Argentina porque no podía volver a España. Fue traductora en Losada y Sopena, y directora de publicidad de las perfumerías Dana. Se quitó la vida con treinta y dos años.
















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