El impacto cultural de Tomás de Iriarte, escritor canario del Neoclasicismo

José Luis Fraguas amor (UCM)

Tomás de Iriarte y Nieves Ravelo (1750–1791) fue un escritor ilustrado canario cuya obra se inscribe plenamente en la literatura neoclásica española. Nacido en el Puerto de la Cruz, Tenerife (entonces Puerto de la Orotava), destacó como fabulista, poeta, dramaturgo y traductor en la segunda mitad del siglo XVIII. Su origen isleño y su temprana formación en Canarias marcaron el inicio de una trayectoria literaria que desarrolló sobre todo en Madrid, donde se integró en los círculos ilustrados.

Iriarte nació en una familia culta de Puerto de la Cruz y recibió una educación esmerada desde niño. A los catorce años ya manejaba el latín y traducía textos clásicos. En 1764 se trasladó a Madrid, donde su tío —el erudito y bibliotecario real Juan de Iriarte— completó su formación en lenguas y humanidades y le abrió puertas en la Corte. Allí ocupó cargos de responsabilidad como traductor oficial y archivero en la administración borbónica, al tiempo que iniciaba una producción literaria variada con marcado fin didáctico.

Cultivó el teatro y la poesía —con piezas como el poema didáctico La música (1779)—, pero su mayor fama llegó con las Fábulas literarias (1782), una aportación original al género por su ingenio, su sátira y su atención a cuestiones literarias y de gusto. Murió prematuramente en Madrid, en 1791, con cuarenta años, dejando una obra breve pero influyente.

Origen canario e influencia en su trayectoria

La condición de canario de Iriarte influyó en su formación inicial y en su proyección posterior. En pleno siglo XVIII, desde una periferia geográfica respecto a la Corte, se forjó en un entorno familiar con inquietudes ilustradas y con vínculos sólidos con el mundo del libro. Esa base —sumada al apoyo de su tío— le permitió integrarse con éxito en la vida intelectual madrileña. En este sentido, su biografía representa bien el tránsito de talentos insulares hacia el centro peninsular durante la Ilustración y, a la vez, encarna un motivo de orgullo para la cultura canaria: un autor nacido en Tenerife que alcanzó relevancia nacional sin renunciar a su identidad.

Dentro del Neoclasicismo español, Iriarte ocupa un lugar destacado por sus fábulas, concebidas como instrumentos de enseñanza moral y crítica de costumbres. Su giro innovador consistió en usar la fábula para satirizar vicios literarios y sociales, a menudo con ironía directa. Frente a la moraleja explícita tradicional, Iriarte privilegia el desarrollo narrativo y el ingenio, logrando piezas memorables y fácilmente difundibles.

Mantuvo además una rivalidad célebre con Félix María de Samaniego. Ambos, inspirados por la tradición de Esopo y La Fontaine, consolidaron en España la fábula moderna, pero con acentos distintos: Samaniego tendió a la moral directa y el lenguaje llano; Iriarte apostó por una sátira más literaria y autorreflexiva. Esa competencia, lejos de empobrecer, enriqueció el género y lo convirtió en un vehículo eficaz para los ideales ilustrados de claridad, utilidad y reforma de costumbres.

La recepción de las Fábulas literarias fue muy amplia: conocieron numerosas ediciones entre los siglos XVIII y XX y se tradujeron pronto a varias lenguas europeas. La combinación de entretenimiento y enseñanza aseguró su presencia en escuelas, antologías y bibliotecas domésticas, contribuyendo a la popularidad de Iriarte más allá de los círculos eruditos.

Legado y reconocimientos en Canarias y en España

En Canarias, Iriarte forma parte del patrimonio cultural del archipiélago. En Puerto de la Cruz, su ciudad natal, la Biblioteca Pública Municipal lleva su nombre, y el casco histórico conserva casas vinculadas a la familia Iriarte, integradas hoy en el paisaje patrimonial local. Su figura se estudia en repertorios y programas educativos autonómicos, y es considerada una referencia de la Ilustración canaria con proyección peninsular.

En el resto de España, su nombre se asocia al canon ilustrado y, sobre todo, al éxito popular de ciertas fábulas —como El burro flautista— que siguen leyéndose y citándose. Aunque parte de su teatro y poesía quedó eclipsada por otros coetáneos, la crítica contemporánea tiende a valorar su originalidad, su versatilidad y su contribución a la cultura ilustrada: un autor que supo aunar claridad didáctica, sátira y cosmopolitismo cortesano.

En conjunto, el impacto cultural de Tomás de Iriarte reside en haber convertido la fábula en un instrumento moderno de crítica y educación, en su papel como puente entre la periferia insular y el centro ilustrado, y en la perdurabilidad de una obra que, más de dos siglos después, sigue dialogando con lectores de todas las edades.


Fuentes y lecturas recomendadas

  • Academia Canaria de la Lengua: entrada biográfica de Tomás de Iriarte.
  • Real Academia de la Historia (Diccionario Biográfico Español): Tomás de Iriarte.
  • Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: recursos y estudios sobre Tomás de Iriarte.
  • Gobierno de Canarias / Biblioteca de Canarias: perfil y obra del autor.
  • Museo del Prado: retrato de Tomás de Iriarte por Joaquín Inza.
  • Ayuntamiento de Puerto de la Cruz: Biblioteca Pública Municipal “Tomás de Iriarte” y patrimonio histórico local.

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