
Observatorio Negrín-Galdós
La figura de Fernando Franchy Roca (José Franchy y Roca, 1871-1944) fue un destacado político, abogado y periodista canario, líder del republicanismo federal tanto en sus islas natales como en toda España (en la imagen, busto en su honor en Las Palmas de Gran Canaria). Se caracterizó por su compromiso con la justicia social y la defensa de los derechos de la clase trabajadora, llegando a fundar las primeras organizaciones obreras en el archipiélago. Durante la Segunda República Española ocupó altos cargos políticos –fue diputado en Cortes, primer Fiscal General de la República y ministro de Industria y Comercio–, convirtiéndose en una de las figuras canarias más influyentes de su época. Su legado perdura en la memoria histórica de Canarias, donde es recordado como un filántropo honesto y un defensor incansable de la democracia y el progreso social.
José Fernando Franchy Roca nació en Las Palmas de Gran Canaria el 24 de abril de 1871, en el seno de una familia acomodada de la isla. Estudió Derecho en la península, obteniendo el título de doctor en 1897, y de regreso a Gran Canaria comenzó a ejercer como abogado y a involucrarse en el periodismo y la vida cultural local. Desde muy joven mostró inquietud por las injusticias sociales que observaba en la sociedad isleña de finales del siglo XIX, dominada por caciques y una alta desigualdad. Esa sensibilidad lo llevó a abrazar las ideas del republicanismo federal, inspiradas en el político Francisco Pi y Margall, que proponían una España más democrática y descentralizada.
A comienzos del siglo XX, Franchy Roca emergió como líder del movimiento republicano canario. En 1902 fundó el Partido Republicano Federal Canario –rama isleña del partido federal a nivel nacional– con el propósito de renovar la vida política del archipiélago y dar voz a las clases populares. Ese mismo año impulsó la creación de la Federación Obrera Canaria, germen del sindicalismo en las islas, para organizar a los trabajadores y defender sus derechos laborales. Paralelamente, en su faceta de periodista, fundó los periódicos Las Efemérides (1899) y El Tribuno (1903), este último como órgano de difusión de su partido, desde los cuales denunció el caciquismo local y abogó por reformas sociales. Franchy Roca promovió la educación de los obreros y la mejora de sus condiciones de vida: estableció Círculos Republicanos Federales en los barrios populares de Las Palmas para enseñar a leer, escribir e incluso oficios a trabajadores que en su mayoría eran analfabetos. También lideró la apertura de la Casa del Pueblo en el barrio portuario de La Isleta (inaugurada en 1913), que servía de centro social, sede sindical y escuela para la clase obrerae. Estas iniciativas fueron pioneras en Canarias, donde alrededor del 70-80% de la población era analfabeta en aquella época.
El activismo de Franchy Roca pronto chocó con la resistencia de las élites conservadoras del archipiélago. Los grandes propietarios y dirigentes del Partido Liberal –encabezados por caciques como Fernando León y Castillo– veían sus movilizaciones obreras y su discurso republicano como una amenaza al orden establecidoe. La tensión alcanzó un punto crítico el 15 de noviembre de 1911, durante unas elecciones municipales en Las Palmas. Aquel día se propagó el rumor de que Franchy Roca había sido detenido, lo que desató protestas de sus seguidores obreros. La respuesta fue trágica: la Guardia Civil, dirigida por el teniente Juan Abella, abrió fuego contra los manifestantes en la Calle Molino de Viento, causando la muerte de seis trabajadores y decenas de heridos. Esta “Masacre de 1911” conmocionó a la sociedad canaria –fueron llamados los “primeros mártires del incipiente movimiento obrero canario”– y Franchy Roca, entonces un joven abogado de 40 años, se volcó en ayudar a las familias de las víctimase. Sin embargo, tras estos sucesos la hostilidad política y el boicot social por parte de los caciques isleños hicieron muy difícil su permanencia en Gran Canariae. Franchy Roca llegó a sufrir una especie de mobbing político: sus enemigos controlaban empleos y periódicos, aislándolo económicamente. Ante esta situación asfixiante, a finales de 1914 decidió marchar a la España peninsular en busca de nuevos horizontese.
En 1915 Franchy Roca se estableció en Madrid, donde logró mediante oposiciones un puesto como funcionario de Justicia (secretario de gobierno de la Audiencia) que le permitió mantener a su familiae. Durante la siguiente década prestó servicio en distintas audiencias provinciales (Sevilla, Cáceres, La Coruña) y se mantuvo alejado de la primera línea política de Canariase. Aun así, continuó vinculado a los ideales republicanos. El advenimiento de la Segunda República Española en 1931 le dio la oportunidad de retomar su vocación pública: ese año fue elegido diputado a Cortes por Las Palmas en las elecciones constituyentes. Franchy Roca participó activamente en los debates del Parlamento, erigiéndose en portavoz de la minoría federal. En las Cortes Constituyentes defendió apasionadamente la necesidad de una República Federal en lugar del modelo centralista que se proponía, abogando por el reconocimiento de la autonomía de las regiones dentro de España. Si bien admitió que en 1931 no era todavía factible implantar plenamente el federalismo, sus intervenciones sentaron las bases del debate sobre la descentralización del Estado.
En agosto de 1931, el presidente Manuel Azaña designó a Franchy Roca como Fiscal General de la República, convirtiéndolo en el primer ocupante de ese cargo en la era republicana. Desde esa posición impulsó la defensa de los derechos civiles frente a las amenazas golpistas, aunque pocos meses después presentó su dimisión en desacuerdo con la aprobación de la Ley de Defensa de la República (que otorgaba al gobierno amplios poderes represivos). Su integridad de principios quedó de manifiesto con esta renuncia. Más adelante, Azaña volvió a convocarlo para el gobierno: en junio de 1933 Franchy Roca fue nombrado ministro de Industria y Comercio de España, cargo que ejerció durante tres meses. Aunque su paso por el Ministerio fue breve, procuró orientar las políticas económicas en favor de los trabajadores y de una mayor justicia social. Al cesar en septiembre de 1933, rehusó aprovecharse de ningún privilegio: renunció a la pensión vitalicia a la que tenía derecho como ex ministro, alegando que «el que no trabajaba, no tenía derecho a cobrar». Este gesto inusual reflejaba su ética personal y lo convirtió quizás en el único exministro español que voluntariamente rechazó su sueldo vitalicio.
Tras la agitada etapa republicana, José Franchy Roca regresó a Gran Canaria, donde continuó defendiendo sus ideas federalistas y republicanas. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil Española en 1936 truncó definitivamente su labor en la tierra que tanto había querido transformar. Perseguido por el nuevo régimen franquista, Franchy Roca hubo de tomar el camino del exilio. Se refugió en México, país que acogió a muchos republicanos españoles, y allí pasó sus últimos años sin dejar de promover los ideales democráticos entre la diáspora española. Falleció en Ciudad de México el 7 de noviembre de 1944, lejos de su patria. Tenía 73 años y había vivido una vida austera y humilde hasta el final: gran parte de su patrimonio personal lo gastó sosteniendo periódicos, escuelas obreras y obras solidarias tanto en Canarias como en el exilioe.
Principales logros y aportaciones
A lo largo de su trayectoria, Franchy Roca dejó hitos importantes en la historia social y política de Canarias y España. Entre sus principales logros cabe destacar:
- Fundación del Partido Republicano Federal Canario (1902), primera organización republicana federal en las islas.
- Creación de la Federación Obrera Canaria (1902), impulsando el movimiento sindical isleño pionero para la época.
- Promotor de la primera huelga general de trabajadores portuarios en el Puerto de La Luz (Las Palmas) en 1910, marcando el inicio de la lucha obrera organizada en Canarias.
- Impulsor de la Casa del Pueblo de La Isleta (1913), centro obrero para educación y reuniones, símbolo de la solidaridad republicana (destruido en 1936 tras el golpe militar)e.
- Diputado en Cortes por la provincia de Las Palmas en tres legislaturas de la II República (1931, 1933 y 1936).
- Primer Fiscal General de la Segunda República Española (1931).
- Ministro de Industria y Comercio del Gobierno de España (junio – septiembre de 1933).
Además de estos logros oficiales, Franchy Roca contribuyó con numerosos artículos periodísticos, discursos parlamentarios y proyectos educativos que fomentaron la conciencia cívica y democrática en Canarias.
Contexto histórico
Para comprender la relevancia de Franchy Roca, es necesario enmarcar su vida en el contexto histórico que le tocó vivir. Nació durante la época de la Restauración borbónica en España, período (finales del siglo XIX) caracterizado por un sistema político oligárquico y clientelar. En las Islas Canarias, al igual que en otras regiones, el poder local estaba controlado por familias oligárquicas y caciques que dominaban la política y la economía insular. Figuras como el Marqués Fernando León y Castillo en Gran Canaria personificaban ese caciquismo, que mantenía a la mayoría de la población al margen de las decisiones de gobiernoe. La sociedad canaria de entonces era profundamente estratificada: las clases trabajadoras carecían de derechos laborales básicos, abundaba la pobreza y el analfabetismo era generalizado (se estima que alrededor de 1900 más de un 70% de los canarios no sabía leer ni escribir).
En el plano político nacional, la monarquía de Alfonso XIII y el turnismo de partidos liberal-conservador apenas atendían las demandas populares de reforma. Este panorama de injusticia social y ausencia de libertades propició el surgimiento de movimientos opositores. En Canarias, las ideas del republicanismo –que proponían acabar con la monarquía y establecer un estado democrático– encontraron eco entre intelectuales y sectores medios a finales del siglo XIX. También crecían las primeras organizaciones obreras influidas por el socialismo y el anarquismo, que reclamaban mejoras laborales frente a la explotación en sectores como el puerto, la agricultura o las fábricas de tabaco.
Franchy Roca se formó y actuó precisamente en ese cruce de caminos histórico. Su proyecto político bebía de la tradición federalista de Pi y Margall (presidente de la I República en 1873) pero adaptado a la realidad canaria: buscaba empoderar a los ciudadanos comunes, educar a la clase obrera e introducir la participación democrática en una tierra hasta entonces controlada por unos pocos. Durante las primeras décadas del siglo XX, sus esfuerzos coincidieron con un impulso reformista general en España (el llamado Regeneracionismo tras el Desastre del 98) que demandaba modernizar el país y combatir el caciquismo. Sin embargo, en Canarias esos cambios tropezaban con resistencias particulares debido al aislamiento geográfico y al peso de las estructuras tradicionales. Los acontecimientos de 1911 en Las Palmas –con la matanza de manifestantes obreros– ilustran la dureza de ese enfrentamiento entre el viejo orden caciquil y las nuevas fuerzas sociales que Franchy liderabae.
Con la proclamación de la Segunda República en abril de 1931, España vivió un breve periodo de esperanzas democráticas y reformas que también llegó a Canarias. Fue en este contexto cuando Franchy Roca pudo llevar las reivindicaciones isleñas al parlamento nacional. La República intentó atender problemas históricos como la distribución de tierras, la educación pública o la autonomía regional. No obstante, las tensiones internas, la oposición de los sectores conservadores y, finalmente, la Guerra Civil, truncaron muchas de esas aspiraciones. La experiencia vital de Franchy Roca queda así marcada por un contexto convulso: participó en el auge del movimiento obrero y republicano, vivió la represión del mismo en su tierra, y más tarde fue protagonista de un intento de transformación democrática a nivel estatal que sería arrasado por la guerra. Este trasfondo histórico explica tanto la importancia de sus logros como la magnitud de los obstáculos que enfrentó.
Impacto y legado
José Franchy Roca dejó una huella profunda en la historia y la cultura política de Canarias. Es considerado uno de los canarios más ilustres de su generación y un pionero en la defensa de los derechos de la clase trabajadora en las islas. Su labor organizando sindicatos, alfabetizando obreros y enfrentando a los caciques sentó las bases del movimiento obrero canario y elevó la conciencia social de amplios sectores populares. Muchos historiadores coinciden en que Franchy Roca fue el referente ético y político de una generación: demostró con el ejemplo que era posible hacer política de manera honrada y solidaria, anteponiendo el bien común a los intereses personales. Muestra de ello fue su ya mencionada renuncia a la paga vitalicia de exministro, un gesto de integridad poco común incluso décadas después. Por acciones como esa, sus contemporáneos lo describieron como “un santo” y alguien que “lo dio todo por la clase obrera” hasta arruinarse económicamente ayudando a los más necesitados.
El impacto de Franchy Roca trasciende su época. Aunque el republicanismo federal que él representaba no logró consolidarse tras la Guerra Civil –la dictadura franquista persiguió implacablemente a sus partidarios y apagó por décadas cualquier atisbo de republicanismo en España–, sus ideales de democracia social y autonomía siguen inspirando a muchos. En Canarias se le recuerda como símbolo de honestidad política y compromiso social. Su figura sufrió un tiempo de olvido oficial durante el franquismo, pero con la llegada de la democracia volvió a reivindicarse su memoria como parte del patrimonio histórico canario. Un año después de la muerte de Franco, en 1976, los restos mortales de Franchy Roca y su esposa fueron trasladados desde México a Gran Canaria, cumpliéndose así un acto de justicia histórica hacia su personae. Ese mismo año el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria dio su nombre a una céntrica vía de la ciudad, la calle Franchy Roca, perpetuando su recuerdo en el plano urbano. En el barrio de La Isleta –escenario de muchas de sus luchas– un instituto de enseñanza lleva también su nombre, y un busto conmemorativo preside una plaza cercana al Museo Elder, honrando al “patricio grancanario” que tanto hizo por sus vecinos.
Cada 7 de noviembre, aniversario de su fallecimiento, es ocasión para que algún sector de la sociedad canaria rememore la figura de Franchy Roca y sus valorese. Su vida ejemplifica la entrega desinteresada a una causa: murió en el exilio y en la pobreza, después de haber invertido su fortuna personal en periódicos, escuelas obreras y ayudas a quienes sufrían injusticiase. Sin embargo, ese sacrificio no fue en vano. José Franchy Roca dejó un legado de dignidad y esperanza democrática que aún hoy sirve de inspiración. Representa la voz de una Canarias progresista que abogó por un modelo de sociedad más justo, por la educación de los humildes y por el respeto a la diversidad regional en España. Su nombre, que alguna vez fue silenciado, ocupa ya un lugar de honor entre los grandes personajes de la historia canaria del siglo XXe.
Referencias: Las citas a lo largo del texto señalan fuentes históricas y periodísticas que respaldan los hechos expuestos, incluyendo trabajos de investigación, prensa canaria y testimonios recopilados sobre José Franchy Rocae. Estas referencias incluyen escritos contemporáneos del propio Franchy, actas parlamentarias de la Segunda República, estudios de historiadores canarios y artículos conmemorativos publicados en décadas posteriores, todos los cuales permiten reconstruir fielmente su biografía, logros y legado. En conjunto, los datos y anécdotas aquí compilados ofrecen una visión completa de la vida de Franchy Roca, una figura irrepetible que contribuyó de forma decisiva a la historia y la cultura de Canarias.