
Rosa Amor del Olmo (A. Nebrija)
La palabra fleje, tal como se usa en Canarias, proviene originalmente del término occidental feje, que significa “haz o fajo (especialmente de leña)”. Este vocablo se documenta en el español regional de León y en el habla canaria histórica, indicando un probable origen común con el portugués feixe (que también significa “haz, conjunto de cosas”). De hecho, algunos lingüistas lo consideran un leonesismo (voz originaria del noroeste peninsular), mientras que otros subrayan la influencia del portugués en las islas –especialmente en La Palma durante la colonización– y proponen que feje deriva directamente de feixe. No hay evidencias de un origen árabe; más bien su etimología es de raíz latina (vía las lenguas iberorromances).
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Con el tiempo, la forma feje coexiste en Canarias con fleje, probablemente por analogía con el término español general “fleje” (que designa una tira o banda de metal para sujetar toneles u objetos). Es decir, la inserción de la l en el canarismo pudo verse reforzada por la familiaridad con fleje “metálico” del castellano estándar. En cualquier caso, fleje (haz, gran cantidad) se consolidó en el uso insular, mientras que feje quedó como variante dialectal reducida a ciertas zonas. Hoy día el Diccionario básico de canarismos y otras fuentes académicas recogen fleje como término propio del español de Canarias, reconociendo su procedencia occidental y su presencia histórica en el léxico insular. (Nota: La RAE incluyó “feje” con localización canaria desde 1992, aunque curiosamente “fleje” solo figura en el DLE con la acepción técnica de “banda metálica”, indicando que su sentido canario se considera dialectal)rae.es.
Significados y evolución semántica

En el uso canario actual, “fleje” posee dos acepciones principales: por un lado, significa “haz o fajo de cosas separables”, equivalentes a un conjunto físico de unidades; y por otro, denota “gran cantidad de personas, animales o cosas” en sentido más abstracto. Estas definiciones reflejan una evolución semántica desde el significado literal de feje (un atado de leña, cañas u otros objetos) hacia un valor cuantitativo más general (similar a “un montón”).
Históricamente, feje/fleje se usó literalmente para referirse a manojos de cañas en la agricultura azucarera del siglo XVI –incluso como unidad de medida en los ingenios: por ejemplo, cierto documento indica que “cuatrocientos fejes equivalían a dos tareas” de caña–. Con el tiempo, el término amplió su alcance: ya en textos canarios de los siglos XIX-XX aparece “un fleje de papeles” o “un fleje de billetes”, aludiendo a montones considerables . En la habla cotidiana contemporánea, fleje ha pasado a indicar cualquier gran cantidad o intensidad, perdiendo en parte la noción tangible de “fajo” y ganando la de “mucho/muchísimo” en sentido coloquial. Esta derivación popular ha sido potenciada por la creatividad expresiva canaria, distinta del significado técnico que fleje tiene en el español generallarazon.es. En otras palabras, el canario tomó una voz existente y cambió su significado por uso coloquial, hasta convertir fleje en sinónimo de “abundancia” o “exceso”.
Usos actuales y registros

Hoy fleje es una palabra emblemática del habla informal canaria. Se emplea cotidianamente para enfatizar cantidades o magnitudes de forma expresiva y cercana. En registros coloquiales es plenamente aceptada: no es raro escuchar frases como «tengo fleje de frío» (es decir, “tengo mucho frío”) o «había un fleje de gente» (equivalente a “había muchísima gente”). De hecho, fleje transmite una idea de intensidad o sobreabundancia que cualquier isleño interpreta de inmediato.
Cabe destacar que entre los jóvenes se ha extendido incluso un uso adverbial/intensificador de fleje. En vez de construir la frase con “un fleje de…”, a veces se utiliza fleje directamente para modificar adjetivos o verbos. Por ejemplo: «Me gusta fleje (por “me gusta muchísimo”) o «Eso está fleje lejos» (por “muy lejos”) (academiacanarialengua.org). Estas construcciones, aunque gramaticalmente informales, son habituales en la conversación distendida (especialmente entre la gente joven) y refuerzan el carácter hiperbológico del término. Otros sinónimos locales de “mucho” conviven en el archipiélago (como taco o viaje en ciertas islas), pero fleje se ha convertido en una de las expresiones cuantitativas más distintivas.
En cuanto a registros formales, el empleo de fleje tiende a limitarse. Si bien la voz es entendida por prácticamente cualquier canario, en contextos formales o escritos normativos suele preferirse el equivalente estándar (“mucho, gran cantidad”). No obstante, fleje puede aparecer en literatura, prensa regional o en discursos para aportar color local o reflejar el habla popular. Su presencia en el Diccionario básico de canarismos de la Academia Canaria de la Lengua –y la alusión a Canarias en entradas lexicográficas académicas de feje/fleje– muestra que el término tiene un grado de aceptación institucional como canarismo legítimo (rae.es). Aun así, fuera de las islas se percibe como un dialectalismo coloquial, por lo que su uso formal se circunscribe al contexto canario.
Ejemplos de uso cotidiano:
- «Cogió un fleje de cañas para los tomateros» – (Tomó un fajo de cañas) academiacanarialengua.org.
- «A la entrada del estadio había un fleje de policías» – (Había muchos policías, una gran cantidad) academiacanarialengua.org.
- «Tengo fleje de frío» – (Tengo mucho frío, muchísimo frío)
- «Me gusta fleje – (Me gusta muchísimo, “a lot”) academiacanarialengua.org.
Variaciones geográficas en las islas
Aunque fleje se considera hoy general en todo el Archipiélago, existen algunas variaciones y matices según la isla o la comunidad hablante. En las islas occidentales de Tenerife y La Palma todavía pervive la forma arcaica feje (sin l) en boca de ciertos hablantes, coexistiendo con fleje academiacanarialengua.org. Esta variante sin l es precisamente la raíz histórica del término, preservada localmente quizá por tradición rural o aislamiento. Por el contrario, fleje (con l) es de uso común en todas las islas y prácticamente ha desplazado a feje en el habla diaria.
En cuanto a frecuencia, algunas fuentes señalan que las islas orientales (provincia de Las Palmas: Gran Canaria, Fuerteventura, Lanzarote) usan fleje de forma particularmente extendida y emblemática . De hecho, en Gran Canaria se observa –como antes se mencionó– un fuerte arraigo entre los jóvenes, que lo emplean incluso como muletilla intensificadora. En la provincia occidental (Tenerife, La Gomera, La Palma, El Hierro) fleje también es entendido y usado, pero históricamente estas islas aportaron otros canarismos característicos y pudieron haber recurrido menos a fleje en ciertos contextos. Por ejemplo, el vocablo guachinche en Tenerife es muy típico para referirse a cierto tipo de taberna, mientras que fleje quizás no destaque tanto allí por encima de otros coloquialismos locales . Aun así, con la movilidad y los medios de comunicación intra-regionales, hoy fleje forma parte del léxico común insular sin importar la isla, siendo una seña de identidad dialectal reconocida en todo Canarias.
También existen percepciones subjetivas sobre su uso: hay quienes consideran fleje un canarismo entrañable y representativo, mientras otros lo ven como un vulgarismo muy coloquial. Estas opiniones a veces dividen a hablantes de distintas islas. Sin embargo, la labor de las academias y filólogos ha revalorizado términos así, entendiendo que no son “malos” usos sino parte natural de la riqueza dialectal. En definitiva, fleje ha pasado de ser un humilde feje (haz de leña) en el español antiguo a convertirse en una voz viva del español canario, con sus propios matices insulares y un fuerte significado de abundancia e intensidad en el habla cotidiana.
Fuentes consultadas: Estudios lingüísticos y etimológicos (Academia Canaria de la Lengua, RAE: Diccionario histórico), diccionarios regionales de canarismos, y artículos de divulgación sobre el habla canariaacademiacanarialengua.org
larazon.es, entre otros.