
Eduardo Montagut
Ramón Chíes y Gómez de Riofranco, también conocido con su pseudónimo, Eduardo de Riofranco, nació en Medina de Pomar, provincia de Burgos en 1846, falleciendo en Madrid, en el año 1893.
Estudió Ciencias Exactas, Filosofía y Derecho, pero su pasión fue el periodismo al que dedicó casi todas sus energías. Con apenas veinte años era ya redactor de La Discusión, un periódico defensor de las ideas del Partido Demócrata y luego de las republicanas, y que había fundado en marzo de 1856 Nicolás María Rivero.
El triunfo de la Revolución de 1868, Chíes comenzó a destacar en el seno del republicanismo, ya que estuvo en la fundación del Partido Republicano Democrático Federal. En 1869 pasó a ser secretario del destacado político José María Orense. En 1873 fue designado gobernador civil de Valencia, responsabilidad en la que no estuvo mucho tiempo porque dejó el cargo al estallar la revuelta cantonal.

Recién inaugurada la Restauración, pasó a la redacción de El Voto Nacional, que llegó a dirigir hasta que en 1882 fundaría el periódico al que dedicó el resto de su vida, Las Dominicales del Libre Pensamiento, junto con Fernando Lozano Montes (Demófilo). El semanario fue fundamental en el desarrollo del librepensamiento, el anticlericalismo, el feminismo y el republicanismo, así como en la difusión de los valores de la masonería.
Chíes fue su director junto con Lozano, hasta que nuestro protagonista falleció. El periódico duraría hasta 1909. Chíes tuvo muchos problemas con la justicia por sus ideas, siendo condenado a seis meses de prisión. Concitó la ira del integrismo y de los neocatólicos, considerado blasfemo y hasta se le excomulgó. Pero Chíes fue siempre un hombre muy popular en tiempos de la Restauración, trabajando, además por mantener viva la llama del republicanismo. En ese sentido, no podemos olvidar que en 1881 presidió la primera reunión pública republicana en Madrid, en el Teatro de la Zarzuela. Chíes, además de su afilada pluma, fue siempre un intenso orador, un verdadero provocador.
Llegaría a ser elegido concejal de Madrid, donde desarrolló su vena social, al defender la jornada de ocho horas.
Si fue popular en vida, también lo fue en la muerte, porque su sepelio reunió a miles de personas. Fue enterrado en el Cementerio Civil, donde se le levantó un mausoleo por suscripción popular.
Si los lectores quieren ampliar sus conocimientos sobre este personaje les recomiendo el siguiente trabajo: Javier de Diego Romero, «Ramón Chíes (1845-1893), librepensamiento y cultura republicana en la España de la restauración», en VV. AA., Historia y biografía en la España del siglo XX: II Congreso sobre el Republicanismo coord. por José Luis Casas Sánchez y Francisco Durán Alcalá, 2003, págs. 441-460.