
Mario Raimundo Caimacán
(A todas las valientes mujeres que rechazan la opresión de los fanáticos religiosos y tienen que escapar, o quieren escapar, de sus países para conservar la vida o alcanzar la libertad)
Pocos entendieron
Tu resolución inexorable,
Lo necesario era poco y tanto,
Y mucho el peso del pasado.
Querías ser libre,
Decidiste ser libre,
Y sobraba, era un estorbo,
La Maleta del Pasado,
Ya no necesitas leer,
Nunca más,
Las páginas de ese libro medieval
Que tanto Mal te causó,
A tí y a millones más,
Tampoco querías ver nuevamente,
Las ropas de la opresión,
No querías saber más
De túnicas, mantas,
batolas y balandranes,
de velos, hábitos, tocas, sayos, capuchones
Y otros trapos
de memoria macabra,
Manchados de sangre, muerte e infamias.
Para ser libre en verdad
De las malas tradiciones,
De la opresión y la barbarie,
Que se hundan en el fétido pantano
O en el mar profundo,
La profunda ignorancia
Y la manipulación interesada
De clérigos bárbaros,
Furibundos, mentirosos
y malvados
?Cuándo Dios escribió libros o los inspiró,
Para condenar a las mujeres,
Su mejor y más bella creación?
Todos los escribieron
los hombres
Con sus versiones egoístas
Y limitadas visiones,
Tan parciales como absurdas y erradas
Libros para mantener
a las mujeres encadenadas,
Oprimidas, sometidas, explotadas, esclavizadas,
Reducidas a la más infame prisión:
La exclusión,
La discriminación,
La negación de sus derechos,
Ser tratadas como cosas
O ganado y siempre
Sometidas a un varón.
Nadie entendió que sonriente,
Lanzaras por la borda
La Maleta,
Que traía tu Pasado,
Era solo un lastre,
Un obstáculo para tu libertad tan anhelada
?Para qué un libraco lleno
de mentiras y delirios?
?Para qué unos anacrónicos trapos,
Símbolos de opresión, resignación y ajeno dominio?
?Para qué anclarte
en un mundo detestable,
Primitivo, cruel,
Injusto y miserable,
Que te obligó a huir
de la tierra de tu padres?
Sí hoy eres forastera, Extranjera,
Migrante, refugiada,
Emigrada, exiliada,
Expatriada, desterrada,
Hoy mismo que el mundo sea tu casa, no te aferres
a tradiciones malsanas,
A mandatos delirantes
Y disparatadas prohibiciones.
Borra de tu mente,
De tu vida y tú futuro,
A los clérigos fanáticos
De un Dios distorsionado
Que es origen de tus males
?No bastan ya todas las desgracias, las barbaries,
las muertes, las matanzas,
Para entender que la fe
depende de los hombres,
De los tiempos y lugares?
Tu fe es herencia de tus mayores,
Tu lugar de nacimiento,
la fecha,
Y quienes son tus padres.
Éstas realidades
Definen en todos,
Hombres y mujeres,
Nuestra lengua materna
Y la fe inculcada
en la más tierna infancia.
Que nadie te engañe:
Los dogmas de cada fe
Son creaciones azarosas
de los hombres,
De los tiempos y lugares.
Sí el mismo Cristo
En lugar de nacer en Palestina,
En una familia pobre y judía,
En los tiempos de Herodes
Y bajo dominio Romano,
Hubiera nacido en Tokio, Bengala, Nankín,
En Calcuta, Alejandría
O en Upsala,
No habría hablado arameo antiguo,
No habría creído en Yahvé
Ni el Cristianismo fundado.
De nacer en Japón
Y no en la Judea
De la Torá y el Talmud,
El Antiguo Testamento llamado,
Habría sido sintoísta
O un alegre y vitalista pagano;
Sí su cuna no quedara en Belén,
Sí quedara en la dulce y fría Escandinavia
O en otra tierra
de las antes mentadas,
Quizás habría creído
en Buda o Confucio,
En Mitra, Zeus, Odín,
Júpiter, Isis, Ra o Shiva,
O en cualquier otro Dios
Adorado en la tierra de sus antepasados,
Que en suerte o azar tocara.
Muchos millones
integran la Humanidad
Y las religiones son muchas y variadas.
Sí una es cierta,
Las otras son falsas,
Por éstas divisiones
Aún los hombres se matan.
Al escapar de tu país,
Porque los dogmas
Y los fanáticos de tu fe
Te asfixiaban,
Probaste
Que mucho está mal
En la sociedad que abandonabas,
Donde las mujeres
Son aplastadas,
Viven sometidas, oprimidas,
Excluidas, marginadas,
Y a las rebeldes las matan.
Por eso huiste temerosa, espantada,
Intégrate ahora a la sociedad
En la que buscas libertad,
Sé coherente,
No te aferres al Error
Que te obligó a huir desesperada.
Olvida la religión que te condenaba.
Haz tuya la tierra extranjera,
Que generosa te recibe
Y te salva.
Aprende su lengua,
Sus costumbres,
Constata que a todos
Nos une la misma condición humana,
Que los naturales
De tu nueva patria
Sean también tus amigos, tus hermanos.
Y solo conserva
Lo bueno del pasado.
No tienes que olvidar
Tu tierra ni a tu gente,
Solo tener presente,
Que todos somos
Hijos de Dios
Y todas las tierras
Son sagradas,
Que el Estado y toda Iglesia
Deben estar siempre separados.
Sí están unidos
No hay libertad
Y se imponen los tiranos.
Sólo se puede ser libre
En un país democrático,
En las Dictaduras
Todos son esclavos.
El Reino de Dios
No es de éste mundo,
Éste es el mundo de la Humanidad imperfecta,
Siempre sufriente,
Buena o mala.
Vive en éste mundo
Y no te inquieten
Las palabras erradas
De tantos clérigos
Y “hombres de Dios”,
Cuando Dios así lo decida
Dirá Él mismo
Sus propias palabras.
Que ningún libro “sagrado”
Te marque como ganado.
Vive libre y sé feliz.
No te sometas
A ningún Predicador,
Clérigo, “Pastor”
O “Profeta”,
A ningún hombre “Elegido”,
«Ungido» o “Iluminado”,
A ninguno que se crea “Santón” o “Predestinado”,
A ningún ambicioso, charlatán o alucinado.
Eres una mujer,
No una simple oveja,
No eres rebaño ni ganado.
De “Profetas” del pasado
Está lleno el mundo,
Allá la gente ingenua
Que cree sus embustes,
Sus astucias de estafador
Y su mentiras desquiciadas.
No te dejes poner un lazo, como ganado en sabana.
Sé libre y busca vivir feliz,
Dueña de tu propia vida y destino.
Sí lograste escapar
De la locura de los fanáticos,
Torturadores y asesinos,
No cambies una esclavitud por otra,
Ni te hundas con la religión caduca y anticuada
Que llevó tu país al desastre
Y la desgracia.
No vives los tiempos de tus padres,
Tampoco los de tus abuelos:
Olvídate de Dioses enfurecidos,
De Profecías y Profetas,
De Diablos, Demonios y Guerras Santas,
De Pecados y Virtudes,
De Vicios y Castigos Capitales,
De Ayunos, Sacrificios
Y Penitencias,
De Fieles e Infieles,
De Pecadores, Penitentes,
Redimidos y Suplicantes,
De Sumisos y Renegados,
De Gentiles, Conversos
Y Blasfemos,
De Descreídos, Herejes,
Apóstatas y Profanadores,
De Paraísos Prometidos
Y de Infiernos reales,
Del Fin del Mundo
Por la Cólera Divina,
De “La Ira de Dios”
Siempre amenazante,
No estamos en la Edad Media.
Olvida todas esas antiguallas,
Aterriza, ponte al día:
Éstos son tiempos de Internet y telefonía inalámbrica,
De calentamiento global
Y redes sociales,
De cambio energético
Y medicina genética,
De sustituir combustibles fósiles
Por limpia energía eléctrica,
Tiempos de Derechos Humanos
E Igualdad de Género.
De la Historia deja el basurero,
Vive tu propio tiempo,
Cuyas puertas
El Futuro te abre.
Ésto para todos vale:
Las religiones son inventos de los hombres,
Dios existe mucho antes.
No permitas
Que ninguna religión
Te oprima, te limite
O te rebaje.
Mario Raimundo Caimacán
(Costromo, mayo de 2024)