
Hay días en que al Padre Teide le achacan cosas que no ha dicho. Rumores, audios encadenados y titulares con mayúsculas que parecen escritos para que la gente haga maletas. Pues no: no hay orden de irse de ningún sitio. Y quien no quiera vivir en una isla volcánica vigilada minuto a minuto, tiene autopista y aeropuerto; los demás seguimos con la cabeza fría y el móvil con alertas activadas.
Hechos, no sustos.
El 26 de septiembre a las 09:00 te llegará un aviso al teléfono. Es un simulacro insular para probar cómo responderíamos ante una emergencia volcánica (con ejercicios en Garachico y municipios del noroeste). Ensayar salva vidas; no anuncia erupción inminente.
¿Y los “enjambres”?
Sí, hemos tenido enjambres sísmicos recientes bajo el complejo Teide–Pico Viejo: el 7 de agosto se registró uno grande (más de 700 microsismos) y el 30 de agosto otro de decenas a un centenar de eventos, pequeños y no sentidos. Los técnicos han sido claros: sin señales de erupción inminente (sin deformación anómala ni gases disparados). Esto encaja con otros enjambres similares desde 2016. Vigilancia, sí; pánico, no.
Semáforo en verde.
El PEVOLCA mantiene Tenerife en verde: riesgo bajo, vida normal. Cambiar el color no lo decide un tertuliano; lo decide un comité técnico-científico cuando los datos lo justifican.
Memoria y geografía, para poner los pies en el suelo.
Tenerife es volcánica desde antes de que existiera la palabra “rumor”. La última vez que el sur-oriente vio lava fue 1704–1705 (Siete Fuentes–Fasnia–Arafo), una erupción fisural múltiple: bocas alineadas, coladas lentas que siguen la pendiente. Eso es historia y cartografía, no una amenaza personalizada para hoy. El Río (Arico) sabe de qué hablamos… y también sabe que la isla aprendió de aquello.
Entonces, ¿qué toca hacer?
- Activar y comprobar las alertas gubernamentales del móvil (ES-Alert) y seguir fuentes oficiales (112 Canarias, PEVOLCA, IGN/INVOLCAN). Ese es el canal que te dirá qué hacer y por dónde si un día hiciera falta.
- Entender que un simulacro es exactamente eso: un ensayo. Si practicamos incendios sin que arda el edificio, ¿por qué no practicar un plan volcánico?
Y sobre las habladurías…
Vivir a la sombra del Teide no es vivir con miedo, es vivir con conocimiento. Si alguien quiere convertir cada microtemblor en éxodo, que no arrastre a los demás: aquí nos quedamos con serenidad, ciencia y comunidad. El resto, buen viaje. Porque el Padre Teide no habla por audios de WhatsApp; habla por datos, y los datos hoy dicen normalidad.
El Mencey del viernes